La historia de hoy no tiene tantos dramas como la del post anterior, pero es también muy peliculera, ya que versa sobre una peli que tuvo un litigio importante antes de aparecer en las pantallas. Tan grave fue el asunto que el demandante pretendía parar su estreno.
¿Pero por qué iba a querer alguien parar el estreno de una peli? ¿Qué motivos tenía? ¿Lo conseguiría?
Empecemos por el principio.
Nuestra película en discordia es Resacón ,2 ¡Ahora en Tailandia!, secuela de la exitosa Resacón en las Vegas.
Ya veis, ¿ qué puede tener de fantasmal para los derechos de autor una peli que va sobre tres colegas que la lían parda antes de la boda de uno de ellos? Pues más de lo que nos pensamos. Y lo más curioso es el motivo de la disputa, algo en apariencia insignificante o minúsculo en comparación con el despliegue de medios, escenarios y trabajo que conlleva una película. El motivo era un tatuaje.
Sí, sí, un tatuaje, concretamente el que tras una noche un poco loca, luce en su rostro el personaje de Stu, interpretado en la película por el actor Ed Helms.
Imagen del actor con la copia del tatuaje. Fuente: Cinemanía, noticias.
De cómo un tatuaje puso en vilo el estreno de Resacón en las Vegas 2.
En el año 2011, cuando comenzaban a verse publicidad y anuncios de la película, el tatuador Víctor Whitmill se dio cuenta de que uno de los personajes lucía en su rostro el mismo tatuaje que él había creado y tatuado sobre el rostro del ex-boxeador Mike Tyson en el año 2003.
El tatuador se puso en contacto con los estudios de la Warner Bros para exigirles que pagaran los derechos correspondientes al uso de su tatuaje, ya que lo habían usado sin su permiso, añadiendo que de no ser así interpondría una demanda para paralizar el estreno de la película.
Acabó interponiendo la demanda. Alegaba que habían vulnerado sus derechos de autor al reproducir el diseño de su tatuaje. Presentó la documentación pertinente en la que se podía comprobar como él había creado el tatuaje para el ex-boxeador y había procedido a su registro en el año 2003. Además de incluir en la demanda copia del registro del tatuaje, incluyó el acuerdo al que habían llegado él y Mike Tyson, donde se recogía que el tatuador sería el propietario de la obra y quien tendría todos los derechos de autor sobre el tatuaje.
En la demanda se exigía una indemnización de 20,7 millones de euros. Cabe apuntar que no sólo se reclama los derechos de reproducción del tatuaje, también todos los derechos por el uso del tatuaje para merchandising que se había realizado.
Imagen del boxeador Mike Tyson con el tatuaje original. Fuente: Cinemanía, noticias.
Pero no consiguió paralizar el estreno de la película. La fecha prevista para el juicio era el 21 de febrero de 2012 y la película se estrenó en los plazos previstos.
Sin embargo, ante esta situación, la propia productora extendió un documento en el que indicó que :
«Si las partes no pueden resolver su controversia, la productora no tiene intención de hacer uso del tatuaje supuestamente infractor después de que la película termine su recorrido en cines, porque la productora cambiará digitalmente la película para sustituir por otro tatuaje en la cara de Ed Helms. La puesta a la venta en video doméstico está prevista para principios de diciembre de 2011, con lo que permitiría a Warner Bros tener tiempo suficiente para realizar dicho cambio si es necesario”.
¿Qué pasó finalmente?
El caso concluyó como otros tantos de esta índole: las partes llegaron a un acuerdo extra-judicial antes de la fecha de juicio.
Withmill consiguió una indemnización cuya cifra no ha trascendido, pero recordemos que la productora llegó a plantearse borrar digitalmente el tatuaje de la cara del personaje.
Sin embargo, la juez Catherine D Perry indicó que el tatuado tenía muchas posibilidades de haber ganado este pleito. Hubiera estado bien seguir hasta el final y sentar jurisprudencia en casos como éste, donde se discute la protección de los derechos de autor de los tatuajes en Estados Unidos.
El tatuaje de Resacón en las Vegas no ha sido el único que ha dado lugar a demandas judiciales.
No debemos quedarnos con la idea de que se trata de un caso aislado, se han dado otros casos también muy mediáticos en el que se ha discutido sobre el derecho de autor de los tatuajes.
Por apuntar un par de ellos, recordemos aquí el caso de los tatuajes del futbolista David Beckham, quien fue demandado por uno de sus tatuadores con el motivo de que usaba sus creaciones en campañas publicitarias sin su consentimiento. Una cosa es que los tatuajes queden al descubierto durante los partidos de fútbol o durante el desarrollo de su vida normal y otra es darle un uso o explotación comercial y lucrarse de ellos. Finalmente el caso se resolvió extrajudicialmente.
Otro caso también muy famoso, esta vez en el campo de los videojuegos, fue la demanda que interpuso Oak Sketches contra los creadores de los videojuegos de NBA2K por recrear sus tatuajes sin permiso en las recreaciones digitales de los deportistas LeBron James y Kobe Bryant. El estudio de tatuajes les exigía más de un millón de dólares.
Moraleja: si vas a hacerte un tatuaje o eres un tatuador, recuerda que:
- Nuestra legislación española considera que la mayoría de los tatuajes pueden ser objeto de propiedad intelectual y estar protegido por derechos de autor, según nuestro art. 10 LPI.
- Se considera que el soporte en el que se realiza el tatuaje, es la piel de la persona que se ha tatuado, pero no por ello ésta tendrá derechos de explotación del tatuaje, más allá de lo que se entiendan del uso habitual del mismo o de lo que se haya podido pactar. Atendemos para ello al artículo 56 de nuestra LPI:«1. El adquirente de la propiedad del soporte a que se haya incorporado la obra no tendrá, por este solo título, ningún derecho de explotación sobre esta última».
- Cada vez es más frecuente que se establezcan contratos donde se reconoce al creador del tatuaje y se ceden o reservan, según se pacte, los derechos de explotación del mismo.
El verano está acabando, y con él nuestra sección de ¨Historias para no dormir¨. Te espero en el próximo post con la última entrega sobre derechos de autor y otros fantasmas.
Hasta entonces, feliz creación.
Isabel Méndez.